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Llegó el momento de Giacomo Puccini en la temporada de ópera del Teatro Colón. Hoy a las 20, la gran fábrica de sueños de Libertad al 600 abrirá sus portones para ofrecer la primera de las siete funciones previstas para "Il tabarro", "Suor Angelica" y "Gianni Schicchi", las tres óperas breves que articulan Il trittico, acaso una de las muestras más variadas y vigorosas del temperamento musical pucciniano. Alternando dos elencos, las funciones continuarán miércoles 7, jueves 8, viernes 9 y martes 13 de mayo a las 20, y los domingos 4 y 11 a las 17. La dirección de escena estará a cargo de Pier Francesco Maestrini; y la musical, al frente de la Orquesta Estable y el Coro Estable del Teatro Colón, será de Beatrice Venezi.
El primer elenco para "Il tabarro" está encabezado por el barítono Fabián Veloz, como Michelle, el tenor Mikheil Sheshaberidze, que será Luigi y la soprano Carla Filipcic Holm que interpretará el rol de Giorgetta. Por su parte "Suor Angelica" tendrá como protagonistas a la soprano Marta Torbidoni como la trágica monja, y las mezzosoprano Guadalupe Barrientos en el rol de la tía princesa, y María Luján Mirabelli, en los paños de la abadesa. El barítono Ricardo Seguel será "Gianni Schicchi" en el primer elenco, que contará además con la participación de la soprano Jaquelina Livieri, como Lauretta, y el tenor Santiago Martínez haciendo de Rinuccio.
Tragedia, lirismo y comedia, pero en grageas separadas, con diferentes atmósferas y estilos. Siempre atento a buscar horizontes distintos para los habituales designios expresivos del melodrama, después de Tosca, Puccini se sintió atraído por la idea de hilvanar óperas breves. Un solo acto, denso en la caracterización, concreto en el relato y concentrado en lo musical. Primero, en torno a 1900, el compositor buscaba historias atractivas en la Divina Comedia de Dante. Más tarde pensó en los cuentos de Máximo Gorki e incluso llegó a proponerle a Gabriele D'Annunzio que elabore "piccoli atti... di dolci e piccole cose e persone". La idea no prosperaba, hasta que casi de sorpresa el desenlace se produjo cuando Puccini vio en París el drama en un acto La Houppelande, del francés Didier Gold.
Después de varias vueltas para encontrar un libretista, Puccini le dio el encargo a Giuseppe Adami y en 1913 comenzó a componer "Il tabarro", trabajo que interrumpió para ocuparse de La Rondine –que se estrenó recién en 1917–, y reanudó a mediados de 1915 para terminarlo a fines de 1916. Por esa época, Giovacchino Forzano, dramaturgo y director teatral –que en 1933 sería el director de la película de propaganda fascista Camicie nere– le propuso "Suor Angelica", una historia patética, de culpa, rencor y muertes. Para septiembre de 1917, después de visitar varias veces a su hermana mayor Iginia, que era monja agustiniana en el Convento de la Visitación, en Vicopelago –cerca de la natal Lucca–, Puccini había completado la música. Enseguida, el mismo Forzano, para redondear el tríptico, propuso la historia de un personaje de la Divina Comedia, que Dante ubicó en el octavo círculo infernal por estafa. Para abril de 1918, Puccini tenía lista la que será su única ópera buffa: "Gianni Schicchi".
En línea con el verismo de óperas como Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, y Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni, pero con un tratamiento expresivo y sinfónico infinitamente más sutil e ingenioso, "Il Tabarro" desenvuelve sus pasiones a orillas del Sena en París, en el clima sórdido y sin esperanzas del proletariado. Giorgetta traiciona a Michele que mata a Luigi, es el triángulo en el que el amor se degrada en formas de la desesperación.
Única ópera de Puccini con personajes exclusivamente femeninos, "Suor Angelica" transcurre en un convento, en el año 1600. Ahí Angelica, sobrina de una mujer dura e inflexible, fue confinada después de parir un hijo extramatrimonial, que le fue arrebatado al nacer. Entre la penitencia y las posibilidades de la expiación, la joven sólo quiere saber qué fue de su hijo.
Modernizar la picaresca de la comedia del arte era sin duda una prueba singular e inusual para un temperamento tendencialmente dramático y dulzón como el de Puccini. "Gianni Schicchi" constituye, desde este punto de vista, un gran logro del compositor, que plantea una partitura dinámica, rica en matices expresivos, orquestada con mano maestra. Atento como en las dos partes anteriores a la unidad de lugar y tiempo, la acción que comienza a las nueve de la mañana y se resuelve alrededor del mediodía se desarrolla en la habitación donde todavía tibio yace el finado Buoso Donati, adinerado mercader en la Florencia del Siglo XIII, que habría legado todos sus bienes a un convento de frailes. A partir de ahí, con la ayuda de Schicchi, comienza la tarea de torcer ese destino, entre farsantes, enamorados, letrados y otros avivados.
Il trittico se estrenó el 14 de diciembre de 1918, en el Metropolitan de Nueva York. Salvo "Gianni Schicchi", el resto fue recibido con cierto recelo. Unos meses después, en enero de 1919, se puso en escena en el Teatro Costanzi de Roma. El 10 de julio de ese año, Tullio Serafín dirigió el estreno en el Teatro Colón.
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