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28/4/2025

Festival da Fronteira, eje de una identidad regional sin fronteras

En el encuentro, que llegó a su 16° edición, la argentina Por tu bien, de Axel Monsú, se quedó con el codiciado Premio del Público y Mejor Dirección de Arte.

A queda do céu retrata a los yanomami, habitantes originarios de la Amazonia.
A queda do céu retrata a los yanomami, habitantes originarios de la Amazonia.


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CINE El documental "A queda do céu" gano la Muestra Competitiva

Festival da Fronteira, eje de una identidad regional sin fronteras

En el encuentro, que llegó a su 16° edición, la argentina Por tu bien, de Axel Monsú, se quedó con el codiciado Premio del Público y Mejor Dirección de Arte.

Salir a caminar sin rumbo es la mejor forma de conocer una ciudad siendo extranjero. Así, entrando por esas calles que no esperan la visita del turista, es posible sorprender a la realidad, pero también descubrir que quizás uno no es tan ajeno como pensaba al llegar. Eso es lo que pasa en Bagé, una ciudad rural en el extremo sur del estado de Río Grande do Sul. O lo que es lo mismo, el sur más profundo de ese hermano gigante llamado Brasil.

Es que, obviando diferencias inocultables, como el idioma o cierta idioscincrasia colectiva, recorrer Bagé no es una experiencia muy distinta a la de visitar los pueblos de las regiones rurales argentinas. Sin dudas, esto se parece mucho a pequeñas ciudades como las bonaerenses Azul o Tornquist, la entrerriana Ceibas, la santafesina Venado Tuerto y tantas otras dentro de las constelaciones de pueblos que salpican como gotas el litoral pampeano. En todo caso, no hay dudas de que se parece más a eso que a las postales del Pan de Azúcar con el Cristo Redentor parado encima, con la tupida floresta y el mar de fondo.

Los argentinos suelen pensar a Brasil como un gran todo al que le atribuyen características que más bien tienen que ver con lo carioca: un jolgorio tórrido y playero en el que todo el año es carnaval. Nada de eso representa a Bagé ni al estado de Río Grande, a cuyos habitantes se los identifica con un gentilicio que los hermana más con argentinos y uruguayos que con los nativos de Río de Janeiro: gaúchos. Así, con acento en la U y pronunciando la CH como si fuera Y.

Ahí están las talabarterías, los locales de productos agrícolas que van desde veterinarias hasta maquinaria industrial, las grandes tiendas de ramos generales que parecen ancladas en la década de 1950, la plaza, la municipalidad, la iglesia. Pero también los peones vestidos con boinas camperas, bombachas y alpargatas; o la góndola de la yerba ocupando un lugar privilegiado en los supermercados y la gente tomando mate en la calle (aunque acá lo llamen cimarrón y la yerba pueda resultar flojita al paladar de los países rioplatenses). Es que Bagé se ubica dentro de la llamada pampa brasileña, que apenas ocupa el 2% del territorio de ese país. Porque si “la alegría no es solo brasilera”, la pampa tampoco es exclusividad argentina.

Al mismo tiempo, es posible asombrarse una noche con una multitudinaria peregrinación de cuadras y cuadras (y cuadras) de personas que, velita en mano, atraviesan el centro de Bagé para celebrar el día de Ogum. Se trata de un orixá, entidad espiritual que sincretiza la figura de San Jorge dentro de la cultura umbanda, un culto muy popular por acá. Quizás incluso más que la Iglesia Universal, muy extendida también en la Argentina, cuyo templo ocupa aquí, para sorpresa de nadie, el viejo edificio que alguna vez albergó al cine del pueblo. Que la figura representativa de la ciudad sea el torso flechado del mártir San Sebastián termina de componer el perfil místico de Bagé.

Apenas dos días después, otra marcha recorrió las mismas calles exigiéndo justicia por diez mujeres y niñas asesinadas en la ciudad, reclamando el final de la violencia machista y mayor seguridad para las habitantes de Bagé. Una de las oradoras que tomaron la palabra recordó que se trata de una ciudad que registra altos índices de agresiones contra las mujeres. El dato fue corroborado por Patricia Alves, secretaria municipal de Políticas Públicas para las Mujeres y Diversidades, quien recordó que más de 100 casos de violencia doméstica son monitoreados solo por una de las organizaciones dedicadas a esa tarea. Por lo que se estima que el número de casos sin denunciar multiplica por mucho esa cifra. Así es esta ciudad: tan ajena, tan próxima.

Acá también se desarrolló hasta este domingo la 16° edición del Festival Internacional de Cinema da Fronteira, que cuenta con apoyo municipal, y fue creado y es dirigido por el cineasta Zeca Brito, un inquieto y activo gestor cultural que desde hace un año también se encuentra a cargo de la Secretaría de Cultura de Bagé. Como se desprende de su nombre, la programación del Festival da Fronteira tiene puesto su foco sobre esa identidad regional que hermana al estado de Rio Grande do Sul con Uruguay y la Argentina.

Este año, el festival homenajeó a los cineastas Ana Luiza Acevedo y Giba Assis Brasil, dos de los realizadores más importantes de la cinematografía gaúcha contemporánea. También se presentó el libro Diccionario de Filmes Gaúchos, un emprendimiento monumental (y personal) realizado por el docente e investigador Glênio Póvoas, en el que se incluyen más de 800 largometrajes producidos en Río Grande do Sul entre 1911 y 1922, y que es apenas un desprendimiento de un trabajo aún mayor, que puede consultarse en el portal de la Cinemateca Paulo Amorim (www.cinematecapauloamorim.com.br). Además de la programación artística, el Festival da Fronteira también desarrolló con éxito las actividades de laboratorio, desarrollo y películas en construcción que se llevaron adelante en el marco del espacio Sur Frontera WIP LAB.

Dentro de la Muestra Competitiva de Largometrajes la ganadora fue el documental A queda do céu (La caída del cielo), dirigido por la dupla integrada por Eryk Rocha y Gabriela Carneiro da Cunha, que retrata de forma sumamente elocuente y plástica la cosmogonía de los yanomami, habitantes originarios de la Amazonia. El film está basado en el libro El espíritu de la floresta, publicado en la Argentina por la editorial Eterna Cadencia, y escrito por Davi Kopenawa, cacique del pueblo yanomami, junto al antropólogo francés Bruce Albert. La película pudo ser vista en Buenos Aires durante 2024, donde abrió la 12° edición del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA). A queda do céu también recibió el premio al Mejor Montaje.

Entre las películas argentinas en competencia, el documental El Turbio, de Alejandro Encinas, fue distinguido con el premio a Mejor Fotografía, mientras que la ficción Por tu bien, ópera prima del misionero Axel Monsú, se quedó con el de Mejor Dirección de Arte y el codiciado Premio del Público. Por su parte, el jurado de la crítica subrayó la importancia de la mirada documental dentro de la programación, destacando como Mejor Película a Tijolo por tijolo (Ladrillo por ladrillo), dirigido por la dupla integrada por Victória Álvares y el francés radicado en Recife Quentin Delaroche. Elecciones que confirman el buen trabajo realizado por el crítico Roger Lerina, curador artístico de la competencia. De esta forma, el Festival da Fronteira, en la ciudad de Bagé, cierra sus ojos para comenzar a soñar en su edición de 2026. Será hasta entonces. 

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Fuente: https://www.pagina12.com.ar/821672-festival-da-fronteira-eje-de-una-identidad-regional-sin-fron